el 14 de febrero de 1990, la NASA, a sugerencia de Carl Sagan, hizo que la voyager 1 echara un vistazo hacia atrás para fotografiar todos los planetas. en ese momento se encontraba a más de 6000 millones de km de la tierra y ésta es la foto de nuestro planeta: ese pequeño punto azul en el centro. la proximidad angular del sol provocó el reflejo en el que, casualmente, parece estar inmersa. según la NASA, su tamaño es de 0,12 píxeles.
cuando Sagan vió la foto, aparte de bautizarla, lanzó una reflexión que posteriormente extendería en un libro. cada vez que la leo, o la escucho, me pone los pelos de punta. hoy que matarnos está de moda (mmm... ¿alguna vez no lo ha estado?), que sólo nos preocupamos de lo mal que lo hacen todos menos yo, que estamos volviendo a ser el centro del universo... hoy me ha parecido oportuno recordar esa reflexión que nos coloca en nuestro sitio (la traducción, un tanto libre, es mía):
poco antes de su muerte, Carl Sagan grabó fragmentos leídos del libro (quería editarlo también en audiolibro). el que corresponde a este texto se puede escuchar en youtube con unas bonitas imágenes de acompañamiento.
cuando Sagan vió la foto, aparte de bautizarla, lanzó una reflexión que posteriormente extendería en un libro. cada vez que la leo, o la escucho, me pone los pelos de punta. hoy que matarnos está de moda (mmm... ¿alguna vez no lo ha estado?), que sólo nos preocupamos de lo mal que lo hacen todos menos yo, que estamos volviendo a ser el centro del universo... hoy me ha parecido oportuno recordar esa reflexión que nos coloca en nuestro sitio (la traducción, un tanto libre, es mía):
Considera otra vez ese punto. Eso es aquí. Eso es nuestro hogar. Eso somos nosotros. En él, cualquiera que ames, cualquiera que conozcas, cualquiera de quien hayas oído hablar, cada ser humano que haya existido, han hecho sus vidas. La suma de nuestra alegría y sufrimiento, los miles de religiones, ideologías y doctrinas económicas, cada cazador y recolector, cada héroe y cobarde, cada creador y destructor de civilizaciones, cada rey y campesino, cada pareja de jóvenes enamorados, cada madre y padre, cada niño en camino, cada inventor y explorador, cada instructor de morales, cada político corrupto, cada “superestrella”, cada “líder supremo”, cada santo y pecador en la historia de nuestra especie, han vivido ahí – en una mota de polvo suspendida en un rayo de sol.
La Tierra es un escenario muy pequeño en la inmensa arena cósmica. Piensa en los ríos de sangre vertidos por todos esos generales y emperadores para que, en gloria y triunfo, pudieran convertirse en los amos momentáneos de una fracción de un punto. Piensa en las crueldades interminables cometidas por los habitantes de una esquina de ese píxel sobre los apenas distinguibles habitantes de alguna otra esquina; lo frecuente de sus incomprensiones, lo ávidos que están de matarse los unos a los otros, lo ferviente de sus odios.
Nuestras posturas, nuestra imaginada auto-importancia, la falsa ilusión de que tenemos una posición privilegiada en el Universo, son desafiadas por este punto de pálida luz. Nuestro planeta es una mancha solitaria en la gran oscuridad cósmica que lo envuelve. En nuestra oscuridad, en toda esta vastedad, no hay ningún indicio de que vaya a venir ayuda desde algún otro sitio para salvarnos de nosotros mismos.
La Tierra es el único mundo conocido hasta la fecha que alberga vida. No hay ningún otro lugar, al menos en el futuro próximo, al cual nuestra especie pudiera migrar. Visitar, sí. Colonizar, aún no. Nos guste o no, de momento la Tierra es donde tenemos que quedarnos.
Se dice que la astronomía es una experiencia humilde y constructora de carácter. Quizá no haya mejor demostración de la tontería de los prejuicios humanos que esta imagen distante de nuestro minúsculo mundo. Para mí, subraya nuestra responsabilidad de tratarnos mejor los unos a los otros y de preservar y cuidar el punto azul pálido, el único hogar que hemos conocido jamás.
poco antes de su muerte, Carl Sagan grabó fragmentos leídos del libro (quería editarlo también en audiolibro). el que corresponde a este texto se puede escuchar en youtube con unas bonitas imágenes de acompañamiento.
2 comentarios:
Muy bueno Ale.
Me encanta la expresión que utiliza en el primer capítulo de Cosmos cuando dice que estamos en "la orilla del océano cósmico" y que hemos comenzado a mojarnos los pies.
Publicar un comentario